Se trata del proyecto que mejora la calidad de vida de niñas, niños, jóvenes y adultos con discapacidad mediante el deporte. La celebración tuvo lugar en el Predio Ferial Parque Independencia.
Durante la jornada, cerca de 1.000 personas con discapacidad que forman o formaron parte del ‘Yo También Juego’, junto a 25 instituciones, profesores y familiares disfrutaron de actividades recreativas, juegos, deporte y un cierre a pura música y baile de la mano de ‘Jarana Paraná’. También se sumó una propuesta de juegos corporales de la Escuela Municipal de Artes Urbanas de la Secretaría de Cultura y Educación, los proyectos Animadores Juveniles y Judo Social, con un espacio de experiencias, y el ISEF N° 11.
“Proponemos jugar, saltar, correr, nadar, reír, sin espacios diferenciados, de acuerdo a la problemática y capacidades de cada uno. De eso se trata la verdadera integración”, indicó el secretario de Deporte y Turismo de la Municipalidad de Rosario, Adrián Ghiglione, quien añadió que “las estrategias van consensuando con entrevistas previas con las familias”.
Sobre la importancia y el impacto que esta política pública genera en las personas con discapacidad, la subsecretaria de Deporte, Noel Martino, indicó: “Ahora que se viene el verano también van a poder disfrutar de las colonia y piletas. Se trata de que no estén en la casa encerrados, que puedan lograr autonomía e interactuar con los demás, entre otros pequeños logros”.
La actividad contó además con la presencia de la directora de Deporte Comunitario Carla Fiorentini, y el subdirector Marcelo Marcelo Dell Elce; el coordinador del proyecto, Marcelo Arimany y la directora municipal de Discapacidad, Adriana Ciarlantini.
Sinónimo de resiliencia
El momento más emotivo de la jornada fue el reconocimiento a la profesora Yamila Jure, quien recibió un presente entre lágrimas ante el aplauso de todos los presentes. La joven tiene hemiparesia y pasó de ser alumna a instructora del proyecto de inclusión recreativa del programa ‘Yo También Juego’ en el Polideportivo 9 de Julio. “Tengo una discapacidad de nacimiento fruto de una falta de oxígeno que tuvo mi mamá. Como consecuencia de eso tengo una discapacidad motora motriz que me compromete todo mi lado izquierdo. Pero más allá de eso, se puede de todas maneras progresar”, describió.
“Todo empezó porque necesitaba un lugar para hacer natación. Vine en busca de un espacio recreativo y así empecé, diría de casualidad, a involucrarme cada vez más con esto”, remarcó. Y relató: “Un día me invitaron a colaborar en este proyecto y así empecé. Hasta el día de hoy formo parte de un gran equipo. Tengo compañeros que realmente son excelentes y me hacen sentir muy cómoda. Me ayudan un montón, a lo que le sumo que esta es mi parte más social”.
Transformar realidades
“El ‘Yo También Juego’ brinda apoyo y otra forma de vincularse con los demás a la persona con discapacidad, pero también a la familia. Su patología no tiene cura pero acá encontramos calidez y capacidad para que se puedan ver avances”. El que habla es Alberto Ayala y es otro de los testimonios que sustenta el impacto del proyecto. Su hijo tiene 35 años, padece un retraso madurativo desde los 8 y hace desde lo 5 que participa de las propuestas deportivas públicas que tiene la ciudad.
“Ya perdimos la cuenta de los años; en verano vamos a la Colonia de Saladillo. Estamos muy conformes con el trato recibido y apoyaremos este proyecto hasta que el cuerpo nos dé. Si buscás siempre hay una salida, como padres buscamos alternativas y en el Yo También Juego la encontramos”, comentó el hombre. Y cerró: “Esto es para los chicos pero también para el entorno familiar, nos juntamos, colaboramos, compartimos información, eso es lo mejor que podemos hacer por el otro”.